miércoles, 18 de mayo de 2011

Trabajo Practico N°2

Primera Revolución Industrial:

Fue un periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, en el que Inglaterra en primer lugar, y el resto de Europa continental después, sufren el mayor conjunto de transformaciones socio-económicas, tecnológicas y culturales de la Historia de la humanidad, desde el Neolítico. La economía basada en el trabajo manual fue reemplazada por otra dominada por la industria y la manufactura. La Revolución comenzó con la mecanización de las industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión del comercio fue favorecida por la mejora de las rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril. Las innovaciones tecnológicas más importantes fueron la máquina de vapor y la denominada Spinning Jenny, una potente máquina relacionada con la industria textil. Estas nuevas máquinas favorecieron enormes incrementos en la capacidad de producción. La producción y desarrollo de nuevos modelos de maquinaria en las dos primeras décadas del siglo XIX facilitó la manufactura en otras industrias e incrementó también su producción.
Así es que en la revolución industrial se aumenta la cantidad de productos y se disminuye el tiempo en el que estos se realizan, dando paso a la producción en serie, ya que se simplifican tareas complejas en varias operaciones simples que pueda realizar cualquier obrero sin necesidad de que sea mano de obra cualificada, y de este modo bajar costos en producción y elevar la cantidad de unidades producidas bajo el mismo costo fijo.

Causas:
Máquina de vapor situada en el vestíbulo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la UPM (Madrid).
La existencia de controles fronterizos más intensos evitaron la propagación de enfermedades y disminuyó la propagación de epidemias como las ocurridas en tiempos anteriores. La revolución agrícola británica hizo además más eficiente la producción de alimentos con una menor aportación del factor trabajo, alentando a la población que no podía encontrar trabajos agrícolas a buscar empleos relacionados con la industria y, por ende, originando un movimiento migratorio desde el campo a las ciudades así como un nuevo desarrollo en las fábricas. La expansión colonial del siglo XVII acompañada del desarrollo del comercio internacional, la creación de mercados financieros y la acumulación de capital son considerados factores influyentes, como también lo fue la revolución científica del siglo XVII. Se puede decir que se produjo en Inglaterra por su desarrollo económico.
La presencia de un mayor mercado doméstico debería también ser considerada como un catalizador de la Revolución industrial, explicando particularmente por qué ocurrió en el Reino Unido.
La invención de la máquina de vapor fue una de las más importantes innovaciones de la Revolución industrial. Hizo posible mejoramientos en el trabajo del metal basado en el uso de coque en vez de carbón vegetal. En el siglo XVIII la industria textil aprovechó el poder del agua para el funcionamiento de algunas máquinas. Estas industrias se convirtieron en el modelo de organización del trabajo humano en las fábricas.
Además de la innovación de la maquinaria, la cadena de montaje (fordismo) contribuyó mucho en la eficiencia de las fábricas.
Revolución agrícola: aumento progresivo de la producción gracias a la inversión de los propietarios en nuevas técnicas y sistemas de cultivo, además de la mejora del uso de fertilizantes.
El desarrollo del capital comercial: Las máquinas se aplicaron a los transportes y a la comunicación iniciando una enorme transformación. Ahora las relaciones entre patronos y trabajadores son únicamente laborales y con el fin de obtener beneficios.
Cambios demográfico-sociales: la modernización de la agricultura permitió un crecimiento demográfico debido a la mejora de la alimentación. También hubo adelantos en la medicina y en la higiene, de ahí que creciera la población. También hubo una migración del campo a la ciudad porque la ocupación en labores agrícolas disminuyó mientras crecía la demanda de trabajo en las ciudades.
Esta primera revolución se caracterizó por un cambio en los instrumentos de trabajo de tipo artesanal por la máquina de vapor, movida por la energía del carbón. La máquina exige individuos más cualificados, produce una reducción en el número de personas empleadas, arrojando de manera incesante masas de obreros de un ramo de la producción a otra. Especialmente del campo a la ciudad.


El comercio internacional
Estos nuevos transportes se hacen necesarios no sólo en el comercio interior, sino también en el comercio internacional, ya que en esta época se crean los grandes mercados nacionales e internacionales. El comercio internacional se liberaliza, sobre todo tras el Tratado de Utrecht (1713) que liberaliza las relaciones comerciales de Inglaterra, y otros países europeos, con la América española. Se termina con las compañías privilegiadas y con el proteccionismo económico; y se aboga por una política imperialista y la eliminación de los privilegios gremiales. Además, se desamortizan las tierras eclesiásticas, señoriales y comunales, para poner en el mercado nuevas tierras y crear un nuevo concepto de propiedad. La Revolución industrial generó también un ensanchamiento de los mercados extranjeros y una nueva división internacional del trabajo (DIT). Los nuevos mercados se conquistaron mediante el abaratamiento de los productos hechos con la máquina, por los nuevos sistemas de transporte y la apertura de vías de comunicación, así como también, mediante una política expansionista.



Segunda Revolución Industrial:

La Segunda Revolución Industrial, conocida por algunos autores como Gran Capitalismo, debido a que fue en esta segunda fase de la Revolución Industrial cuando el capitalismo maduró definitivamente como sistema económico y estableció sus "pilares fundamentales", fue un proceso de innovaciones tecnológicas, científicas, sociales y económicas nunca antes vistas. Su comienzo suele fijarse en 1850, momento en el cual se empieza a observar el surgimiento de nuevas y mejoradas técnicas de producción, y una nueva clase de industrias, como la industria química, eléctrica o la automovilística; además de empezar a darse la industrialización en nuevos países como el recién nacido Imperio Alemán, Rusia, Japón, Estados Unidos o Países Bajos. El final de esta revolución suele fijarse en 1914, año en que da comienzo la Primera Guerra Mundial; aunque esta fecha es la más aceptada y empleada, no es totalmente correcta en el caso de los países no europeos, pues no fue hasta 1917, cuando países como Estados Unidos o Japón, participaron activamente en la guerra.
Esta nueva revolución industrial, fue muy distinta a la Primera, pues al contrario que lo sucedido en la Primera Revolución Industrial en donde solo un único país, Gran Bretaña, había logrado industrializase en profundidad, en este periodo, la revolución se da en muchos más lugares, destacando, Europa Occidental, Estados Unidos y Japón.
Este periodo vio el desarrollo de nuevas formas de energía nunca antes vistas o utilizadas, como el gas o el petróleo; debido a estos profundos cambios surgieron nuevas industrias, además de producirse una revolución científica sin precedentes, que abrió nuevos campos de investigación. Nuevas invenciones revolucionaron y caracterizaron este periodo; la aparición de nuevas máquinas e invenciones como el motor de combustión interna, el desarrollo del aeroplano y el automóvil; y su correspondiente comercialización, además de la producción en masa de bienes de consumo, la refrigeración mecánica o la invención del teléfono o la radio caracterizaron esta revolución y sus años posteriores.




Primera Revolución Industrial en Estados Unidos:

En la segunda mitad del siglo XIX la industria estadounidense creció más que ninguna otra en el mundo. Las primeras manufacturas se crearon con importación de mano de obra extranjera especializada. La guerra de 1814 contra Inglaterra, al cortar la entrada de los productos británicos, permitiría la creación de algunas industrias, que ya en 1816 comenzaron a crecer considerablemente. Después de 1840-1860, la utilización de la hulla y el vapor impulsaron notablemente la siderurgia y el transporte. El mercado interior se amplió y se unificó. Gracias al gran mejoramiento de las comunicaciones, el país avanzó económicamente a un ritmo bastante rápido. Los países capitalistas europeos se expandían colonizando regiones lejanas; los estadounidenses se desarrollaron principalmente dentro de su país, concentrando esfuerzos en la explotación de sus inmensos recursos naturales. El desarrollo de la industria algodonera, por ejemplo, se extendió a partir de 1816. En 1860 se concentró en Nueva Inglaterra un conjunto industrial algodonero, que empleaba cerca de 122 mil obreros. Su gran impulso estuvo condicionado por la entrada de la máquina de vapor y el rezago de la máquina doméstica. Los dueños de bancos, ferrocarriles, acero y petróleo se apoderaron de las tierras de los aborígenes, impusieron hipotecas y absorbieron la economía esclavista del sur. Importaron millones de trabajadores y obreros especializados, para superar las técnicas europeas. Chinos y filipinos construyeron ferrocarriles y granjas con jornadas excesivas y bajos salarios.

Primera Revolución Industrial en Inglaterra:

Inglaterra era el país destinado a colocarse a la vanguardia del moderno industrialismo. Fueron factores muy importantes en el rápido desarrollo de su industrialización sus ávidos mercados internos y ultramarinos; la acumulación de capital posibilitada por el ingente volumen de su comercio y por las operaciones de su banca; la desocupación campesina motivada por el acotamiento de tierras laborales, creadora de un potencial de obreros para los medios urbanos; la disponibilidad de materia primas como la lana, el algodón, el acero y el carbón, también la eficiencia del sistema de comunicaciones y transportes. No hay que olvidar que Inglaterra garantizaba una amplia tolerancia religiosa y en consecuencia emigraron a Inglaterra partidarios de nuevas doctrinas y también judíos. Inglaterra supo magistralmente explotar para sus propios fines las oposiciones entre los Estados continentales. Fue la que saco mayor provecho de las guerras napoleónicas. Casi todos los tratados de Paz le proporcionaban nuevos y numerosos territorios coloniales y bases marítimas. El comercio marítimo quedo mejor asegurado que el de todas las demás potencias, venciendo definitivamente a sus rivales españoles y holandeses. Estos éxitos, en unión de la creciente fuerza del Parlamento, hubieron de elevar la conciencia, la actividad y la riqueza en capitales de las clases burguesas muy por encima del nivel en que esas virtudes se hallaban en el Continente.
En la agricultura inglesa ocupa un importante lugar la ganadería, que requiere pocos brazos, principalmente el pastoreo de las ovejas; y esto daba un sobrante de hombres que se ganaban la vida como trabajadores industriales. La lana, que se produce en Inglaterra en grandes masas y en calidad excelente, hizo que la industria textil inglesa se encuentre a la cabeza. Las industrias productoras y transformadoras del hierro pudieron prosperar, a pesar de la disminución de las privaciones de madera, y hacia fines del Siglo XVIII la producción de hierro de forja fue enormemente facilitada por los adelantos técnicos. También debe agregarse a estos progresos los adelantos de la industria química y el empleo del gas de alumbrado, el industrialismo y el capitalismo moderno no se constituyó primeramente ni en la minería ni en la industria de la lana y del hierro, sino en una industria que al principio era poco atendida, la producción de tejidos de algodón con colores estampados. A los Gobiernos, que, por lo regular, solo atendían a aumentar dentro del país las sumas de dinero, poniendo obstáculos a la importación y dando facilidades a la exportación, estas telas causaban enojo.
Las invenciones y perfeccionamientos, así como sus acoplamientos, fueron en gran parte la obra de pequeños e ignorantes obreros, los cuales, a pesar de que en Inglaterra existía la protección de las patentes, no supieron sacar provecho material de sus inventos y permanecieron en la estrechez.
Inglaterra obtuvo un gran progreso en la industria del algodón donde se empleaba en el año 1838 260.000 obreros. A medida que la energía hidráulica no basto para la multitud de las fabricas, hubo gran pedido de maquinas a vapor y de carbón. El creciente empleo de la maquinaria y la construcción de ferrocarriles, así como el uso del acero para la construcción de los barcos, condujeron la industria del hierro a una posición preeminente en la economía nacional. Aun cuando estas industrias tenían muy buen mercado en el interior, también aumento grandemente la exportación. A principios del Siglo XVIII, la exportación inglesa ascendía al igual que la población, que creció, de 6 millones en el año 1750 a 8, 9 en el año 1801. Estas modificaciones industriales y comerciales dieron lugar a grandes poderes financieros que permitieron a Inglaterra aguantar los veinte años de lucha contra Napoleon. Inglaterra pudo desarrollar una política de impuestos inaudita hasta entonces. Los golpes que sufrió Inglaterra durante el bloqueo continental dificultaron su aprovisionamiento de trigo, pero no pudieron detener sus progresos industriales. Le quedaban siempre los mercados no europeos, y en el continente era tan difícil prescindir de las mercaderías inglesas, que la severidad del bloqueo hubo de cuartearse muchas veces, ya por grandes contrabandos, y por explícitas autorizaciones. En cambio, el centro de Europa, y más tarde también Francia, hubieron de sufrir largas guerras que al termino del periodo de estas, Inglaterra le llevaba al Continente una delantera de varios decenos.

Primera Revolución Industrial en China:

Nacida en plena Guerra Fría, la República Popular China fue reconocida diplomáticamente tan sólo por los países comunistas, algunos Estados vecinos de Asia y por el Reino Unido y Portugal, que contaban con algunos enclaves comerciales en su territorio y no querían ganarse la enemistad de la nueva China. El resto del mundo occidental y la ONU no quisieron reconocer al nuevo Estado, manteniendo que el único depositario legítimo de china era el gobierno de la China nacionalista.
Aislada frente al resto del mundo, la China Popular se volcó hacia la Unión Soviética, el único aliado del que podría obtener la ayuda financiera, económica y técnica que necesitaba para la reconstrucción del país. De este modo, en febrero de 1950, los dirigentes chinos firmaron en Moscú un tratado de "amistad, alianza y asistencia mutua" con el gobierno soviético. A partir de este momento, la construcción del socialismo en China se orientó hacia el modelo soviético y la estrategia estalinista: rápida colectivizan de la tierra y una planificación económica que daba prioridad absoluta a la industria pesada.
De este modo surge la Revolución Industrial China ayudada con la revolución cultural que posteriormente aparece en este país comunista.

Tercera Revolución Industrial:


La llamada tercera revolución industrial, tercera revolución científico-técnica o revolución de la inteligencia (RCT) se origina al acabar la II Guerra Mundial y cobra fuerza a causa de la crisis que experimenta el capitalismo de la época.
A finales de la década de 1960 entra en crisis el anterior capitalismo monopolista y financiero, que parecía tan sólidamente establecido desde hacía casi un siglo. Entre sus características:
Se encarecieron los recursos energéticos y las materias primas.
Se redujeron en crecimiento económico.
Aumentó el paro en el sector.
Aumentó las protestas sociales por el deterioro del medio ambiente, entre muchas otras características de esta revolución.
La industria redujo su participación en el conjunto de la economía y la crisis coincidió con el llamado Estado del Bienestar que conllevó a una mayor presión fiscal, se redujeron los gastos sociales, etc. Las empresas desarrollaron una clara estrategia de transnacionalización que logra alterar las anteriores relaciones internacionales, abriendo las fronteras desde el punto de vista económico. Se multiplicaron innovaciones, se redujeron el consumo de productos naturales y los nuevos sectores motrices son la microelectrónica, la biotecnología, la robótica, etc. Entonces, se redujeron el trabajo directo de fabricación y aumentaron el de gestión, con un control I+D, dando flexibilidad a la producción en diversas fases o empresas distintas gracias a las nuevas tecnologías, descentralizando así la productividad y aumentaron las PYMES.

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